LOS 5 PRINCIPALES ESTEREOTIPOS DE LOS ADOLESCENTES


Diferentes artículos describen distintas características que poseen, muy probablemente, los adolescentes. Dichas características se basan en prejuicios o normas morales que establecen los parámetros de “normalidad” en los que deberían o no de actuar los jóvenes. Algunos de estos estereotipos que se mencionan como propios de los adolescentes son los siguientes:

1.    Eluden las responsabilidades

2.    Son perezosos

3.    Son incultos

4.    Son inestables emocionalmente

5.    Son conflictivos

Si bien es cierto que la etapa adolescente es una etapa de constantes cambios a nivel físico, cognitivo y emocional, también es cierto que en la adolescencia se manifiestan todos aquellos síntomas derivados de una falta de desarrollo de habilidades por parte de la familia, parte fundamental en la educación inicial del individuo. Ya que no existe una instrucción que lleve al niño al desafío y superación de sus propios límites, el sujeto crece bajo la ley del mínimo esfuerzo en donde no se le permite crecer con base en el acierto y el error, sino en evitar dicho error, visto como un obstáculo en el proceso de aprendizaje. Y no sólo el error es lo único que se debe evitar, sino también el dolor, la tristeza, el enojo, el desagrado, y todo aquello que de acuerdo a las creencias familiares pongan en riesgo la felicidad, la tranquilidad y el equilibrio de la vida de los hijos. De esta manera, no se le permite pasar por momentos de frustración que lo lleven a la resolución de problemas o bien, momentos que le permitan sentir aquellas otras emociones consideradas socialmente negativas. Entonces, los padres en el afán de evitar que los hijos pasen por el mismo “sufrimiento” por el que ellos pasaron, tratan de estar presentes en cada paso que dan los hijos y resolverles asuntos que ellos tendrían que aprender a gestionar. El padre se esfuerza porque el hijo no pase por carencias ni por dolor de ninguna índole y termina complaciendo cada una de las demandas y exigencias de los hijos. Con esta idea, los hijos crecen pensando que cada una de sus exigencias deben ser cumplidas en tiempo y forma; y en edades más avanzadas, los jóvenes buscan de qué manera evadir todo este tipo de sensaciones y utilizan cualquier compensador para evitar a toda costa estar consigo mismo y con todo su maleta de emociones.

Resultado de esta carencia de habilidades físicas, cognitivas y emocionales, los jóvenes crecen sin las herramientas básicas y necesarias para enfrentar el mundo, y al darse cuenta de este hecho, retoman su camino de vuelta a casa, en dónde todo sigue siendo cómodo, confortable, seguro. De cierta manera, los padres crean este ambiente de resguardo en el que el hijo no se encuentre frente a ninguna dificultad, tan sólo a una lista de actividades cotidianas, aburridas y sin objetivo. Y así el adolecente, al verse emocional, física y cognitivamente endeble decide regresar a su dinámica familiar, que si bien no le invita a buscar su desarrollo personal, sí le invita a buscar una forma de vida fácil y sin esfuerzo.

Finalmente, no es que dichos estereotipos se tengan que cumplir de forma obligatoria en cada uno de nuestros jóvenes, es simplemente la herencia a la que están destinados al cumplir su propio y educado destino.

 (Lic. Alma Barbosa).

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