¿QUÉ HAY DETRÁS DE LOS 7 PECADOS CAPITALES?



Los siete pecados capitales son un concepto definido desde una base católica, los cuales representan comportamientos humanos inaceptables denominados PECADOS. Ellos son la soberbia, la envidia, la avaricia, la lujuria, la gula, la ira, la pereza.

Dichos pecados capitales corresponden a “vicios capitales”, puesto que de ellos surgen todos los demás defectos humanos.

A lo largo de la historia, y desde diferentes perspectivas, los pecados capitales han encontrado una explicación para su existencia. Por ejemplo, para la religión, en estas formas de conducta, intervenían fuerzas del mal o demoníacas. Para el esoterismo, la influencia de los astros justificaban las conductas desviadas del individuo. En el siglo XIV, momento de la historia donde aparece la brujería, la cual consistía en una transgresión al orden existente, la bruja se identificaba por la inadaptación o la mala adaptación a las demandas sociales y del entorno. Ya para el siglo XVII y XIX, durante el periodo del Romanticismo, los rasgos disfuncionales y desadaptativos de los individuos reflejaban una ruptura a la norma, vista en ese entonces como triunfo de la afectividad sobre la razón. Seguido a esta etapa de la historia, aparece la corriente exculpatoria de la responsabilidad del pecador la cual deslinda de la responsabilidad de sus actos al individuo, siendo éste una persona pasional que hace sufrir, siendo él, el que sufre primero por sus rasgos de personalidad. De esta manera, tenemos diferentes tipos de enfoque. No obstante, dichos pecados capitales se superponen, cada uno de ellos, a un Trastorno de personalidad.

Pongamos prueba de ello:

1.    Para la religión, pecar de pensamiento, palabra, obra u omisión, corresponde a un Trastorno de Personalidad a nivel cognitivo, expresivo y conductual.

2.    Para la religión, el pecado original nos condiciona a ser pecadores, teniendo opción a elegir entre el bien y el mal. Desde el punto de vista conductual, tenemos una disposición genética a un tipo de temperamento. Existe una lucha entre lo que nos viene dado (capacidades y determinaciones fijas) y la elección libre.

3.    La tristeza acompaña al pecado, causada por el alejamiento de Dios. El Trastorno de Personalidad causa al individuo malestar vital, vacío e infelicidad.

4.    El sacramento de la penitencia libera al individuo de su culpa por arrepentimiento y enmienda; se insta a modificar su conducta.

Por medio de la psicoterapia, se pretende equilibrar las polaridades, analizar patrones de conducta e identificar el patrón predominante, y modificar dichas pautas por otras más sanas de reacción.

 

“A lo largo de la historia, el ser humano encuentra diferentes formas de poder evadir la responsabilidad que conlleva tomar decisiones. Y una de las causas que lo lleva a esta postura, es no saber por qué las toma. Cuando llegan los resultados de esas decisiones y no hubo una previa reflexión acerca de las consecuencias a corto y largo plazo, el arrepentimiento, la culpa, la queja y la injusticia hacen su magnífica aparición. Así, el individuo, en vez de preguntarse qué es aquello que debe modificar para obtener resultados diferentes, opta por buscar alguien que se haga responsable de esos resultados, ósea, un culpable. Entonces, se empieza una interminable carrera por buscar quien me resuelva, quien pueda ofrecerme  aquello que yo no soy capaz de darme, quien me ame, quien me acepte. Y para tal fin, busco los medios que sean necesarios para conseguirlos; puedo incluso poner en riesgo mi vida con tal de obtener aquellos tan anhelados beneficios que no me permitan salir de aquella zona de confort, continuidad y “estabilidad” aparentes. Dentro de los recursos que soy capaz de utilizar, aparecen las enfermedades físicas pero también las mentales y las emocionales. Son recursos que el individuo utiliza para no perder aquella postura de víctima que tantas ganancias le traen. Y finalmente, para poder diagnosticar a una persona con un trastorno de personalidad, se debe llevar a cabo cierto proceso en el que intervenga la evaluación terapéutica, médica y observacional. De este modo, estaremos hablando de una verdadera patología y no sólo de una justificación más para evitar la mayor responsabilidad que tengo…MI PROPIA VIDA!!”.

(Lic. Alma Stéphanie Barbosa).



BIBLIOGRAFÍA

López, L. (2001). De los siete pecados capitales a los trastornos de personalidad. Consultado el 27 de enero de 2021 de https://psiquiatria.com/article.php?ar=tr_personalidad_y_habitos&wurl=de-los-siete-pecados-capitales-a-los-trastornos-de-personalidad