TRANSFORMA TUS PREOCUPACIONES EN ACCIONES
Estar preocupado puede denotar un estado mental que no me permite contemplar
las bondades que ofrece el día de hoy. Estar preocupado habla de oscilar entre
lo que fue y lo que será, entre la angustia, el reproche, el miedo y el
resentimiento. Es desgastar la poca energía que me queda en encontrar una
justificación para seguir sufriendo, y si ésta no existiera, se inventa para
poder escapar del reto que supone la vida y el hacerse responsable de ella.
Desde antes de la concepción, nos han dotado de un cúmulo de emociones y
pensamientos que poco a poco se reforzaron con los actos de aquellos nos rodeaban;
no obstante, eso era lo que me tocaba vivir para poder aprender y encontrar
aquello que he venido buscando a través del tiempo, de muchas vidas. Pero el
orgullo nos ciega y nos hace darle un matiz de injusticia a aquello que fue parte
de mi desarrollo personal. Y así, los años transcurren pensando que todo lo que
fue en un tiempo, fue injusto y doloroso, lleno de lástima y conmiseración por
mí mismo. Y asimismo, me hace creer que no hay nada por qué luchar, ningún
objetivo o sueño que seguir. Vivo perdido en el tiempo, sobrevivo con la poca
energía que mi soberbia me concede, y se burla de mí, viéndome caer y asfixiarme
en dónde no hay aire suficiente para vivir. Más no lo puedo controlar y le cedo el
control de mi vida. Sin embargo, el tiempo transcurre hacia mi final inherente
y no parezco más que un títere movido por el tiempo o por la voluntad de otros,
pero ¿Dónde quedo yo? ¿Acaso ha desaparecido el propósito que tenía, incluso
antes de nacer? Y puedo cavilar gran parte de mi vida en aquello que no
comprendo, pero que tampoco busco la forma de hacerlo. Deseo de una forma
desesperada obtener resultados diferentes, aplicando afanosamente las mismas
prácticas que me han conducido a tener los que ahora me persiguen. Y
sin embargo, puede que haya una oportunidad de acercarme a alcanzar mis sueños,
a descubrir mi esencia y rescatar el néctar que me fue arrebatado, pero que yo
permití. Ahora, para poder despertar del sueño que me ha tenido atrapado por
muchos años, debo depositar mi vida en las manos de un especialista que me
ayude a percibir aquello que yo no soy capaz. No es un acto de sumisión sino de
derrota, de derrota ante aquello que yo no puedo controlar, que no alcanzo a
ver, y que a pesar de mis múltiples esfuerzos, siempre ha sido inútil. “Transformar
tus preocupaciones en acciones”, bajo un nuevo enfoque, pero no el nuestro, si
es que quiero resultados diferentes, necesito una visión ajena, diferente.
(Alma Stéphanie Barbosa Aguilar)
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