SOLEDAD


La SOLEDAD es tema de múltiples controversias, ya que si bien es descrita como un estado hostil y sombrío, también puede entenderse como la oportunidad de mirar hacia adentro y descubrir en nosotros, lo inimaginable. En este caso, tomemos de referencia la postura del psicoanalista alemán, Erich Fromm. Para este autor, el individuo busca liberarse de aquellos elementos que limitan la expresión de sus potencialidades, a la vez que tiende a entregarse a sí mismo a otros modos de opresión. Es decir, a lo largo de su historia, el individuo es afectado por todas las variables que le rodean. A través de ellas, se lleva a cabo su formación emocional, mental y física, llegando a ser una amalgama de múltiples creencias, miedos, frustraciones, roles sociales, enfermedades, conductas que no se hubiera imaginado poder adquirir: pero es sólo eso, una adquisición del entorno, un moldeamiento. En algún momento en su vida, y por diferentes circunstancias, el sujeto puede preguntarse por el significado de su vida dentro de esta existencia, hecho que puede apaciguar al contacto una vez más con el mundo circundante y todo lo que él le ofrece. Sin embargo, habrá otros que lo circundante ya no sea suficiente y entren en un constante cuestionamiento, no sólo sobre su existencia, sino sobre la naturaleza de sus actos, su relación con lo que le rodea, etc. Cuando se empieza este camino de descubrimiento hacia sí mismo, el hombre empieza un proceso de recuperación de sí mismo, el cual se acompaña de diferentes tipos de renuncias, renuncias a todo aquello que no le permite deshacerse de aquello que le impide avanzar. Por esta razón, Fromm afirma que el individuo busca liberarse de aquellos elementos que limitan la expresión de sus potencialidades, pero a la vez,  tiende a entregarse a sí mismo a otros modos de opresión. El sujeto a la vez que se libera de aquellos elementos que no le permiten expresarse en su forma más pura, busca otros que suplan dicho vacío. De esta tendencia hacia la libertad, surge la inseguridad, la cual es conocida como soledad. Asimismo, menciona dos tipos de soledad, la soledad física y la soledad moral. La primera clarifica el vacío que se vive en las modernas urbanizaciones individualistas ante la falta de conexión profunda con los otros y la tendencia a remarcar las diferencias individuales. Mientras que la segunda, se refiere a la enajenación, la cual refiere a la pérdida de contacto consigo mismo, y a cambio de ello la absorción de los principios y racionalidad propios del sistema de producción y de consumo.

De esta manera, Fromm, concibe la soledad como un proceso de individualidad, en donde se concibe el significado del desprendimiento en tanto liberación de las ataduras externas por un lado y, por el otro, la inseguridad que representa el separarse y asumirse como sujeto individual.

La soledad es un estado de crecimiento y madurez; al mismo tiempo de nos liberamos de todos los acuerdos que un día aceptamos y creímos nuestros, debemos aceptar la incertidumbre, la inseguridad que supone aceptarnos como un ser individual, aquel que se provee a sí mismo de todo lo que un día buscó en el exterior, un ser que no busca que lo complementen, porque ha luchado por devenir completo, que es capaz de darse afecto, cuidados, de procurarse culto. 

La soledad nos permite tomar la responsabilidad de lo único que nos pertenece: nuestra propia vida.

 (Lic. Alma Stéphanie Barbosa Aguilar).

 

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BIBLIOGRAFÍA

Salgado, S. (2017). La dialéctica entre libertad y soledad en Erich Fromm. Consultado el 17 de mayo de 2021 de file:///C:/Users/Estephanie/Downloads/28338-Texto%20del%20art%C3%ADculo-78754-1-10-20170322%20(1).pdf